Perú enfrenta un nuevo episodio de violencia política tras el atentado contra Rafael Belaúnde Llosa, precandidato presidencial del Partido Libertad Popular, quien sobrevivió a un ataque a balazos perpetrado por sicarios en el distrito de Cerro Azul, provincia de Cañete.
El atentado ocurrió este martes 2 de diciembre, justo en la antesala del registro oficial de candidaturas de cara a las elecciones generales previstas para abril de 2026, un proceso ya marcado por tensiones y ahora ensombrecido por lo que líderes políticos califican como “un grave presagio para la democracia peruana”.
De acuerdo con el testimonio del propio Belaúnde y del alcalde de Cerro Azul, José Luis Paín, el precandidato recorría en su camioneta una vía rústica cercana al asentamiento humano Puente Tabla, en terrenos de su propiedad donde supervisaba trabajos agroindustriales.
Fue en ese trayecto cuando dos hombres a bordo de una motocicleta interceptaron el vehículo y abrieron fuego en al menos cuatro ocasiones, apuntando directamente al parabrisas donde se encontraba el conductor.
Los disparos destrozaron el cristal frontal. Belaúnde resultó con cortes leves en el rostro debido a los fragmentos de vidrio, y su camisa terminó manchada de sangre, aunque sin heridas graves. El chofer que lo acompañaba también salió ileso, aunque se analiza si sufrió rozaduras por los proyectiles.
Las autoridades peruanas han abierto una investigación urgente para identificar a los responsables y determinar el móvil del ataque. El atentado, que ocurre en un momento clave del proceso electoral, ha encendido alertas sobre la creciente actividad delictiva y los riesgos para las figuras políticas en el país.
Mientras tanto, el líder del Partido Libertad Popular continúa su agenda, aunque bajo estrictos protocolos de seguridad, reiterando que el atentado no detendrá su participación política.

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