La decisión llega en un momento particularmente delicado: Estados Unidos mantiene un operativo militar en el Caribe y el Pacífico con el objetivo de frenar el tráfico de drogas, una estrategia que ha dejado más de 80 muertos en bombardeos a embarcaciones que Washington señala como “narcolanchas”, aunque aún no presenta pruebas concluyentes sobre la naturaleza de los blancos atacados.
Al mismo tiempo, Trump presiona abiertamente en el proceso electoral hondureño, respaldando al candidato derechista Nasry Asfura y advirtiendo que la cooperación con Honduras podría verse afectada si no resulta ganador.
Reacciones desde Honduras
Ana García, exprimera dama, compartió que la familia se mostró “muy emocionada” al ver a Hernández libre a través de una videollamada. En el portal de la Oficina de Prisiones de Estados Unidos aparece el registro de liberación de un hombre con el nombre y edad del exmandatario.
Trump considera que Hernández fue víctima de un montaje de la administración de Joe Biden y sostiene que su caso fue tratado con “dureza e injusticia”. No obstante, la justicia estadounidense lo ha señalado como pieza clave en el ingreso de unas 400 toneladas de cocaína a su territorio, así como en la consolidación de lo que califican como un “narco-Estado”.
Un proceso político marcado por presiones
La liberación ocurre antes de que se conozcan los resultados finales de las elecciones hondureñas, en las que Asfura compite contra Salvador Nasralla y Rixi Moncada. Tras el anuncio del indulto, Asfura negó cualquier vínculo con Hernández, pese a pertenecer al mismo partido.
La decisión de Trump vuelve a colocar a Honduras en el ojo internacional, despertando cuestionamientos sobre el impacto del indulto en la lucha contra el narcotráfico y en el futuro político del país centroamericano.

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