En política, la cercanía no se decreta: se ejerce.
Y en Tamaulipas hay una constante que se percibe lejos del discurso y cerca del territorio: el trabajo social que no se hace desde la comodidad del escritorio, sino desde el contacto directo con la gente. Ahí, en ese terreno donde se mide la congruencia entre palabra y acción, la Delegación de los Programas para el Bienestar ha encontrado su razón de ser.
Luis Lauro Reyes Rodríguez, delegado federal de Bienestar en el estado, ha entendido una premisa básica del nuevo ejercicio público: gobernar —o administrar lo social— no es mandar, es acompañar. Su presencia recurrente en comunidades, ejidos y colonias no responde a la foto ni al boletín, sino a una lógica más profunda: escuchar para corregir, atender para resolver y estar para dar certeza.
La Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores no es solo una transferencia económica; es una declaración política. Reconoce la dignidad de quienes construyeron el país y rompe, de paso, con décadas de abandono institucional. Bajo el liderazgo nacional de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, este programa mantiene un enfoque humanista que prioriza a las personas sobre los números, aunque los números, por sí solos, ya hablan con contundencia.
En Tamaulipas, 398 mil 111 adultos mayores reciben hoy un apoyo bimestral de 6 mil 200 pesos, lo que representa una derrama anual superior a los 14 mil 809 millones de pesos. No es poca cosa: ese recurso se convierte en alimento, medicamento, tranquilidad y, en muchos casos, en la única fuente de ingreso estable para miles de hogares.
Pero más allá de las cifras, el verdadero impacto está en la forma. La entrega directa, sin intermediarios, la atención ordenada y el trato respetuoso han sido sellos de una operación que busca dignificar, no burocratizar, la política social. La próxima entrega de 5 mil 473 tarjetas a nuevos beneficiarios, prevista del 15 al 18 de diciembre, confirma que el programa no se detiene ni se administra con distancia.
A ello se suma la incorporación reciente de 7 mil 371 nuevos adultos mayores y 6 mil 863 mujeres al programa Pensión Mujeres Bienestar, una señal clara de que la inclusión no es discurso, sino práctica cotidiana.
En tiempos donde la política suele extraviarse en el ruido, hay ejercicios que recuerdan su esencia original: servir. Y cuando el bienestar se construye caminando, escuchando y resolviendo, deja de ser promesa para convertirse en realidad. En Tamaulipas, esa presencia cercana no solo acompaña: transforma.



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