Este 20 de diciembre, Panamá se detiene para recordar uno de los episodios más dolorosos de su historia reciente. A 36 años de la invasión militar de Estados Unidos, el país conmemora a las víctimas de un operativo que dejó alrededor de 560 personas fallecidas y más de 2 mil heridas, además de profundas cicatrices sociales, económicas y humanas.
La intervención, ordenada en 1989 por el entonces presidente estadounidense George Bush padre y conocida como Operación Causa Justa, tuvo como justificación oficial la captura del general Manuel Antonio Noriega, quien fungía como líder de facto del país. Noriega, fallecido en 2017, fue acusado por Washington de narcotráfico y de permitir el tránsito de drogas a través de las estructuras estatales panameñas, además de haber sido señalado como colaborador de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) durante buena parte de su carrera militar.
La Asamblea Nacional de Panamá declaró este día como jornada de duelo nacional, con el objetivo de rendir homenaje a las víctimas de lo que diversos analistas consideran el hecho más violento y devastador que ha vivido el país. El sociólogo panameño Olmedo Beluche subrayó que la invasión no solo provocó muertes y heridos, sino también decenas de personas desaparecidas, graves daños materiales y una fuerte afectación a la economía nacional.
El recuerdo de aquella madrugada sigue vivo. Durante la operación militar, Estados Unidos desplegó alrededor de 26 mil soldados, apoyados por buques y aeronaves. Datos del Instituto de Geociencias de la Universidad de Panamá señalan que, entre el mediodía y la medianoche del 20 de diciembre, se registraron 422 explosiones en la capital, lo que equivale a una detonación cada dos minutos.
Esta conmemoración ocurre en un contexto sensible, marcado por el retorno de personal militar estadounidense a Panamá, en el marco de operaciones regionales contra el narcotráfico, así como por recientes declaraciones del presidente Donald Trump sobre la posibilidad de recuperar el control del Canal de Panamá, lo que ha reavivado el debate sobre soberanía y memoria histórica.
Para muchos panameños, esta fecha no solo es un acto de recuerdo, sino un llamado a no olvidar, a honrar a las víctimas y a reflexionar sobre las consecuencias de decisiones que marcaron para siempre el rumbo del país.
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